
Cuando se trata del cuidado de la salud, y en particular de la vacunación, muchas personas cuentan con información imprecisa o en ocasiones falsa que podría ponerlos en riesgo. Con el paso del tiempo, esta información se transmite de persona a persona dando lugar a creencias muy arraigadas que resulta difícil eliminar, aún cuando existan evidencias que las desacrediten totalmente. Es por eso que al enfrentar un problema de salud lo más recomendable es acudir a fuentes confiables en busca de información que cuente con un respaldo científico y que nos permita recibir la atención adecuada.
A continuación te presentamos algunos de los mitos más populares sobre la vacunación y las recomendaciones que emite la Organización Mundial de la Salud sobre este tema.
Tener buena higiene es suficiente para prevenir las enfermedades.
Aunque las buenas prácticas de higiene pueden proteger a las personas de las enfermedades infecciosas, éstas podrían regresar repentinamente si las vacunas dejan de aplicarse. Incluso las enfermedades que son consideradas poco frecuentes como la poliomielitis y el sarampión son susceptibles de tener nuevos brotes. Es por eso que, a pesar de ser esencial, la higiene no basta para prevenir las enfermedades.
Las vacunas pueden causar efectos secundarios e incluso la muerte.
Las vacunas son muy seguras. En la mayoría de los casos, las reacciones secundarias como fiebre o irritación en el sitio de aplicación son leves y temporales. Las ocasiones en las que se presentan consecuencias severas son muy poco frecuentes y son monitoreadas rigurosamente por la comunidad médica. Rehusar la aplicación de una vacuna conlleva un riesgo mucho mayor de infección que la aplicación de la misma. En el caso de la poliomielitis, por ejemplo, la enfermedad puede causar parálisis; el sarampión puede causar encefalitis o ceguera y algunas enfermedades infecciosas pueden incluso ser fatales. Los beneficios de la vacunación superan por mucho a los riesgos. Muchas más muertes ocurrirían si dejaran de aplicarse las vacunas.
La vacuna contra el tétanos, difteria y tos ferina y la vacuna contra la poliomielitis pueden causar el síndrome de muerte súbita infantil.
No existe una relación causal entre la aplicación de las vacunas y el síndrome de muerte súbita infantil. Sin embargo, dado que estas vacunas se aplican durante una etapa en la que los bebés son proclives a sufrir dicho síndrome, se suele pensar que éste es provocado por las inmunizaciones. Las muertes en estas circunstancias no obedecen a la aplicación de vacunas, sino que son coincidentales. Ocurrirían igualmente sin la presencia de las vacunas. Y es importante recordar que estas enfermedades pueden ser fatales. Evitar la inmunización incrementa el riesgo de mortalidad de los bebés, o en algunos casos de sufrir discapacidades.
Si las enfermedades que pueden prevenirse a través de la vacunación han sido erradicadas en mi país, entonces no necesito vacunarme.
Aunque las enfermedades prevenibles con la vacunación se han vuelto poco frecuentes en muchos países, los agentes infecciosos que las propagan continúan circulando en algunas regiones. En un mundo cada vez más interconectado, estos agentes suelen cruzar las fronteras geográficas con facilidad, infectando a personas que se encuentran en sitios distantes, gracias a los medios de transporte actuales. La vacunación no sólo protege a quien recibe la inyección, sino a las personas que lo rodean. Cada persona debe hacer lo que esté en sus manos para detener el avance de las enfermedades, esta es la única forma de que los programas de vacunación tengan éxito.
Las enfermedades de la niñez como la rubéola o el sarampión son un hecho inevitable.
No se trata de algo inevitable, estas enfermedades, que pueden causar serias complicaciones tanto en niños como en adultos, pueden prevenirse a través de la vacunación. Asumir que se trata de algo atribuible simplemente a la suerte, contradiciendo lo que ha descubierto la medicina, deja a los niños en una situación de vulnerabilidad. Se recomienda a todos los padres que se aseguren de que sus hijos reciban todas las inmunizaciones que dicta su cartilla de vacunación.
Administrar varias vacunas al mismo tiempo a un niño puede sobrecargar su sistema inmune y generar efectos secundarios.
La evidencia científica muestra que aplicar varias vacunas al mismo tiempo no genera ningún efecto adverso en el sistema inmune de los niños. El sistema inmune reacciona ante cientos de sustancias ajenas todos los días. Los niños son expuestos a una cantidad mayor de bacterias y virus en el día a día que a través de las vacunas. La ventaja de aplicar varias vacunas en una sola sesión es que esto facilita que los niños cumplan con lo indicado en su cartilla de vacunación, reduce la cantidad de visitas al médico y ahorra dinero a los padres. Además, con la posibilidad de combinar ciertas vacunas, como sarampión, paperas y rubéola, se requieren menos inyecciones.
La influenza no es una enfermedad seria así que no se requiere vacuna.
La influenza debe tomarse con mucha seriedad ya que cada año mata a decenas de miles de personas alrededor del mundo. La vacunación es muy importante para reducir las probabilidades de contraerla y de transmitirla a otros. Además, permite prevenir las pérdidas en productividad que implica el ausentismo laboral y escolar producto de esta enfermedad, sin mencionar los costos de recibir tratamiento. Los niños, adultos mayores y mujeres embarazas son los grupos más vulnerables ante esta infección.
Es mejor ser inmunizado a través de la enfermedad que a través de una vacuna
Las vacunas interactúan con el sistema inmune para producir una respuesta en el cuerpo similar a la que produce la infección natural. Sin embargo, no provocan la enfermedad ni ponen en riesgo a las personas de sufrir las potenciales complicaciones que generan las enfermedades. En contraste, el precio que debe pagarse por la inmunidad a través de la infección puede ser muy elevado, desde discapacidades hasta defectos en recién nacidos, y en algunos casos incluso la muerte.
Las vacunas contienen mercurio y éste es peligroso para el organismo
El tiomersal, también conocido como timerosal es usado para impedir la proliferación de bacterias y hongos durante el almacenamiento y el uso de viales multidosis abiertos de ciertas vacunas. En la actualidad no hay evidencia de toxicidad derivada del mercurio que contienen las vacunas. La cantidad de este compuesto contenida en las vacunas no representa ningún riesgo a la salud.
Las vacunas causan autismo
Éste es uno de los mitos más prevalentes –y más peligrosos– que rodean a la vacunación. El estudio que sugirió una relación entre la vacuna triple viral, también conocida como MMR, y los trastornos del espectro autista fue desacreditado por tratarse de un fraude. El autor, llamado Andrew Wakefield, perdió su licencia al descubrirse que había recibido dinero por alterar los resultados de la investigación. Sin embargo, a pesar de que se ha comprobado la falsedad de la premisa, algunas personas utilizan este estudio como justificación para dejar de vacunar a sus hijos. Se trata de una práctica que los pone en riesgo y que puede generar brotes nuevos de enfermedades infecciosas.
Es natural que cuando alguien cercano a nosotros se enferme busquemos ayudarlo y brindarle consejos, pero lo mejor que podemos hacer es consultar a un especialista y evitar la improvisación o la propagación de teorías que no hayan sido comprobadas y que pudieran poner a nuestros seres queridos, o a nosotros mismos, en riesgo.
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Referencias:
El tiomersal y las vacunas: preguntas y respuestas, Organización Mundial de la Salud, julio 2006.